Entre la multitud de anónimos que viajan los mediodías en el subte, irrumpen tres músicos uruguayos a intentar ganarse el pan.
Algunos sorprendidos, otros avergonzados, los que tienen que interrumpir su conversación telefónica, nadie puede evitar un cambio inmediato de actitud.
Estuve acompañando a estos artistas en su loca carrera entre vagones. Compartí la presión que sienten por entretener a los pasajeros
Los músicos también resultan ser pasajeros de una necesidad.
Mientras tanto, yo enfundo mi cámara y subo a la superficie llevándome su ritmo de samba.